miércoles, 5 de noviembre de 2008

De la bitácora al blog

Cuando un aventurado intenta buscar el significado de la palabra blog no hace más que tipear el término en el buscador Google y esperar que algún sitio nos aclare el panorama. Eso ya se sabe, 7892 millones de páginas y hasta blogs que mencionan al menos una vez este concepto tan posmoderno y a la vez tan tradicional o común. ¿Por qué? En la primera edición del Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española la palabra blog nos conduce a bitácora. ¿Y qué es esto? “Un armario, junto al timón, donde está la brújula. Se emplea a menudo en la locución cuaderno de bitácora, es decir un libro en que se apunta el rumbo, la velocidad, las maniobras y demás accidentes de la navegación. A partir de esta expresión, se ha tomado la voz bitácora para traducir el término inglés weblog (de web + log(book); abreviado, blog, que significa sitio electrónico personal, actualizado con mucha frecuencia, donde alguien escribe a modo de diario o sobre temas que despiertan su interés, y donde quedan recopilados asimismo los comentarios que esos textos suscitan en sus lectores”.
Su aparición causó un boom en la industria cultural, porque si bien se lo reconoce como un medio de comunicación (que de hecho lo es), ganó adeptos y detractores. Gente que expresa lo que quiere, inmersa en una sucesión de hechos cotidianos que son contados virtualmente como lo que puede mencionarse en un cuaderno de bitácoras con respecto al comportamiento de una embarcación durante la navegación. Sus disidentes, no tantos como sus adeptos, creen que es una etapa más de la estupidización del ser humano del siglo XXI. La idea puede ser aprovecharlo mientras dure o rechazarlo sin medias tintas. Algo que parece improbable, ya que la vida de todos simula estar conectada por sólo un click.

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